Amigos, como aquellos niños también nosotros queremos gritarle al mundo que hemos experimentado a Cristo vivo en nuestra historia. ¡Que Dios no está muerto! Aunque nos llamen locos nuestro corazón sabe que ha gustado su presencia, por eso lo anunciamos con fuerza esta noche santa. ¡Es el misterio de nuestra fe! Pero no penséis que la resurrección es sólo algo sobrenatural. No. La resurrección acontece también en cada hombre y en cada mujer que, por la fe, reconoce al Dios vivo. ¡Dios vive! ¡Aleluya!