Queridos amigos,


Salimos al encuentro de un niño. ¡Un bebé nos convoca! Un niño nos obliga cada año a dejar
nuestra soberbia a un lado y agacharnos ante el misterio de un «Dios humanado», que
desciende de la altura a una gruta fría y oscura. Un niño que, de puro frío, vemos temblar, como
canta san Alfonso. «¡Cuánto te costó haberme amado!».

La Navidad es siempre una gran sorpresa de Dios que, como todo nacimiento, rompe nuestros
esquemas y pone nuestra casa «patas arriba».
Nace el Amor como revolución de nuestros
hogares y de nuestras relaciones humanas. Nace el Amor que salva para recordarnos cada año
que nosotros no somos salvadores de ninguna historia y de ningún pueblo. Sólo el niño Dios
salva. Ya nos ha salvado con su amor sin medida. Ama gratuitamente. Nos visita gratuitamente.
Nace gratuitamente. ¡Él nos amó primero!

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