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Querida familia,
¡Ha nacido el Salvador! ¡Nuestra esperanza acampa en la tierra! Permitidme recordar que la Navidad llega, sucede, acontece a pesar de cualquier circunstancia externa. Nada ni nadie puede impedir que Dios nos visite, que se acerque hasta nosotros y renueve nuestro peregrinar cansado y sufriente.
La Navidad, de hecho, no tiene sentido en los momentos maravillosos de la Historia, sino todo lo contrario; tiene mayor sentido cuanto mayor es la oscuridad. Así lo reconocía anoche el profeta Isaías quien, en un momento muy difícil para el pueblo de Israel, cantaba a la hermosura de la luz con rostro de niño. ¡Vivir la Navidad entre problemas tiene un gran sentido y es precisamente ahí donde experimentamos que Dios viene a iluminar la noche!