Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la Vida” pero ahora está muerto y enterrado. Esta es la experiencia que seguramente sintieron los seguidores de Jesús, una sensación de vacío, de fracaso. Después de salir de sus casas y de sus vidas normales para seguir a un hombre que parecía bastante carismático, un tío con gracia, con algo en la mirada, un maestro con el que de verdad se aprendía… Él, que parecía ser el que tenía que venir, el Mesías, quien colmaría todos nuestros anhelos… y resulta que lo colgaron de una cruz y lo mataron como a cualquier malhechor. ¡Qué decepción!
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