Queridos amigos,
Dios siempre tuvo un sueño, sólo uno: que el ser humano viva libre y feliz junto a él en su Reino de plenitud. No encontraréis jamás otro sueño en Dios, que es amor.
Este Día Santo es un buen momento para recordar que «amar es llamar a la existencia» (Erich Fromm), es decidir que el otro exista, que el otro viva. Dios, que es amor, sueña que el otro, todo otro, viva. Así nos lo ha recordado el libro del Génesis: «Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza». Dios desea que existamos junto a él y experimentemos el gozo inmenso de su amor. Él se compromete con su creación desde el inicio de todo cuanto existe.

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